"Atender las llamadas y la formación te sitúa en este mundo de una forma tranquila y conectada, haciéndote vivir los duros momentos desde la tranquilidad y la comprensión"
• Nombre: Cristina Díez.
• Edad: 47 años.
• Es voluntaria desde: 2009.
• Profesión: Industria Alimentaria – Calidad y Medio Ambiente.
• Tareas en la asociación: Orientadora y gestión interna de un tipo especial de llamadas.
Durante la pandemia, el Teléfono de Esperanza ha sido para muchas personas un hilo de conexión y compañía contra la soledad. Al otro lado de la línea siempre han encontrado comprensión y empatía en la voz de voluntarios como Cristina. Desde sus más de diez años de experiencia en la entidad social , Cristina invita a unirse a ella: “Aporta mucho a tu crecimiento personal. Atender las llamadas y la formación te sitúa en este mundo de una forma tranquila y conectada, haciéndote vivir los duros momentos desde la tranquilidad y la comprensión”.
¿Qué te llevó a colaborar con el Teléfono de la Esperanza?
Una persona me ofreció los cursos como un regalo de vida. Conocer la asociación, el voluntariado y el grupo humano me llevó a comprometerme.
¿Es tu primer voluntariado?
No, he sido voluntaria desde jovencita en el colegio, luego en el Comedor de la Caridad en León y, durante muchos años, en Cruz Roja. Además, en mis vacaciones he colaborado con otras ONG en otros países.
¿Ha cambiado la entidad desde que empezaste?
En esencia, no. El sentido del voluntariado se mantiene vivo, pero sí que evoluciona con el tiempo. Nos modernizamos, nos adaptamos a los momentos que toca vivir, se crean más lazos entre las sedes y el equipo humano se refuerza y compromete más si cabe, siendo así posible llegar a más cosas y actividades.
¿Qué características son necesarias para colaborar?
Somos muy distintos todos…y cada uno tiene tantas cosas buenas… que lo mejor, para mí, es ser consciente de cómo soy y con ello, aprender de los demás y ofrecer lo mejor de ti. Conocerte y querer aprender de forma continua, para crecer y mantener esa apertura hacia la escucha activa.
¿Qué formación os proporcionan?
Mucha y muy buena. La propuesta anual es muy rica y variada y los profesionales que la imparten son expertos, ayudándonos a enfrentarnos a las llamadas de manera más centrada, más cercana y con ello, ofrecer una atención de más calidad, donde el llamante encuentre comprensión y cercanía, además de la posibilidad de activarse para estar mejor. Los confinamientos han convertido a la entidad en una fuente única de esperanza para muchas personas.
¿Cómo habéis vivido esta época?
Con agradecimiento y responsabilidad. Estoy agradecida de disponer de este espacio de ayuda a los demás y de ayuda a mí misma por valorar lo que tengo y vivir la pandemia conectados. Me siento responsable por saber que la ayuda en este tiempo era muy importante para muchas personas y teníamos que estar ahí. La organización y la adaptación inmediata para la atención desde nuestras casas posibilitó poder llevar a cabo el voluntariado las 24 horas al día.
¿Se ha modificado el perfil de los usuarios durante la pandemia?
Sí, la edad es menor; hay más jóvenes, incluso adolescentes. Durante este tiempo se ha doblado el número de llamadas.
¿Cuáles son las claves para poder ayudar desde la distancia y a través de un teléfono?
Estar atenta y conectada con la persona que llama para comprender su necesidad y trabajarla con ella. Acoger, acompañarle en su proceso y situación. Tener los oídos limpios y abiertos.
Para ti, el Teléfono de la Esperanza es…
Una mano tendida para quien necesite comprensión y apoyo cercano en una situación difícil. Un espacio en el que me desarrollo personalmente. El equipo humano, una familia.