“Estoy aquí con Leire, una compañera muy maja”, cuenta Manuel. “Me gusta lo de ‘compañera’”, apostilla la voluntaria, que acompaña semanalmente a personas mayores de una residencia de ancianos.
Manuel y Leire recuerdan juntos anécdotas y desprenden la complicidad de quienes comparten muchos cafés. “Charlamos, reímos... Les doy y recibo cariño”, afirma la voluntaria.
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