“El voluntariado digital es una realidad que ha venido para quedarse y en el contexto de la COVID-19 ha encontrado su entorno más favorable”
Lleva más de 25 años como coordinador general de Cruz Roja Española, entidad a la que representa en las reuniones del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, a nivel internacional, como parte de la Delegación de Cruz Roja Española. Su primer contacto con la entidad fue en el año 1974 como voluntario y ha desarrollado diferentes responsabilidades como director de Cruz Roja Juventud, subdirector del Área de Bienestar Social y director de Recursos Humanos.
¿Cuántos años lleva ocupando el puesto de coordinador general de Cruz Roja? ¿Podría indicarnos cuáles han sido las situaciones más graves a las que se ha enfrentado?
Inicié mis tareas como coordinador general de Cruz Roja en el año 1994, después de haber desarrollado mi voluntariado en Cruz Roja Juventud y posteriormente ocupado distintas responsabilidades en Cataluña. Es muy difícil determinar cuáles han sido las situaciones más graves que he vivido. A veces, hay personas que te plantean problemas personales y familiares que por sí mismos muestran situaciones dificilísimas, como pudo ser durante la crisis económica o ahora con la emergencia del COVID-19, que se reproducen y tienen un impacto social de grandes dimensiones. Por otro lado, los desastres de Biescas, el huracán Mitch, la guerra de Kosovo, el tsunami del este asiático, el 11M, el accidente aéreo de Spanair, siendo muy distintos, nos han planteado la necesidad de dar respuestas muy complejas y han requerido altos grados de compromiso.
La crisis del coronavirus no solo es sanitaria sino también socioeconómica, ¿qué grupo de personas, en mayor medida, cree que la están padeciendo y lo harán próximamente?
Hay muchísimas personas y colectivos que viven rozando el límite de la supervivencia y que no tienen otra alternativa que vivir al día. Este grupo es especialmente vulnerable y esperamos que el Ingreso Mínimo Vital les dé un respiro y podamos trabajar en iniciativas que les permitan acceder o reincorporarse al mundo laboral. Por otro lado, las personas mayores y las que padecen enfermedades crónicas han hecho más vivibles las vulnerabilidades previas que padecían y que no habíamos sido capaces o no habíamos querido ver, independientemente de las necesidades de atención.
Cruz Roja es, por su tamaño y recursos, una de las entidades que más se ha movilizado en esta pandemia. ¿Nos podría resumir en qué ha consistido su ayuda hacia las personas más vulnerables?
Cuando vimos que la situación evolucionaba negativamente, lanzamos el llamamiento “Cruz Roja Responde” con la finalidad de poder apoyar a 1.350.000 personas en dos meses, desde nuestras distintas áreas de conocimiento: socorros, salud, inclusión social, empleo, educación y medio ambiente. Conseguimos superar esta cifra y alcanzar a 1.674.000, gracias a la gran respuesta solidaria de la ciudadanía, las empresas y todo el voluntariado, más de 45.000 personas, que se movilizaron en todo el país.
Nuestra intervención, en grandes líneas, ha consistido en asegurar que las personas que nosotros atendemos habitualmente conocieran y aplicaran las recomendaciones de salud, cubrir, en la medida de nuestras posibilidades las necesidades básicas y farmacéuticas con casi 600.000 entregas. Facilitamos albergue a 4.700 personas indomiciliadas, dimos apoyo escolar a 10.800 niños y niñas, atendimos las demandas de apoyo de los servicios sanitarios a través de nuestras ambulancias y montaje de infraestructuras sanitarias temporales y creamos “Cruz Roja te escucha”, para atender telefónicamente demandas de apoyo psico-social.
Muchas entidades que cuentan con personas voluntarias para realizar su acción social han estado permanentemente activas en estos meses. Sabemos que su entidad es la que mayor número de voluntariado coordina en España por lo que nos interesa conocer su opinión acerca del movimiento voluntario en nuestra sociedad y la implicación que tiene para las Organizaciones No Lucrativas.
Podemos decir que ha sido la mayor movilización de personas, en un mismo periodo de tiempo y en todo el país, que hemos conocido. Y lo más importante, personas de todas las edades, con todo tipo de cualificaciones y con un alto grado de disponibilidad. Sin esta movilización hubiera sido totalmente imposible que hubiéramos podido llegar hasta el último rincón del país.
¿Piensa que podremos salir de la crisis sin contar con las organizaciones sociales? ¿Cómo valora el necesario apoyo de las Administraciones Públicas hacia ellas?
Las organizaciones sociales somos la representación de la solidaridad de la propia sociedad y, como tales, somos las que detectamos con mayor facilidad y proximidad las necesidades. Además, tenemos la capacidad de ofrecer respuestas rápidas que dan tiempo a los servicios públicos a reaccionar. El interés social que compartimos con las administraciones públicas, en estos casos, tiene que demostrar que son necesarias la complementariedad y colaboración en beneficio de las personas vulnerables.
¿Considera que esta crisis puede contribuir a que haya un cambio de paradigma en nuestra sociedad en un futuro cercano?
Me gustaría poder contestar que sí, pero hay infinidad de factores que pueden facilitarlo, que a su vez dependen de multitud de actores que no estamos lo suficientemente coordinados. Para que se puedan producir cambios de mentalidades y transformaciones de envergadura, se tendría que llegar a pactos y acuerdos entre todos los sectores.
A nivel internacional, que usted también conoce perfectamente, ¿qué consecuencias piensa que puede haber?
El parón y retroceso que sufrirán los países que ya habían transitado hacia mejores rentas creo que afectará en gran medida a los que incipientemente habían logrado mejorar sus condiciones de vida. Es una mala noticia que abre grandes incertidumbres sobre cómo retomarán la senda que el COVID-19 ha dañado.
Para terminar, ¿qué retos deberían tener, a su juicio, las organizaciones no lucrativas en un futuro inmediato? ¿Y las personas voluntarias?
Creo que lo más importante ahora es ver de qué forma podemos ser relevantes para la recuperación de las personas y, en especial, para que retomen sus vidas en las mejores condiciones posibles. La fuerza de las organizaciones y de las personas voluntarias que las componen se ha demostrado altamente eficaz para paliar la emergencia y ahora toca mostrar nuestra eficiencia y rigor para acompañar a las personas en su camino hacia la normalidad. Sabemos y podemos hacerlo.